jueves, 16 de septiembre de 2010

Cachi treinta

No es moco de pavo, me queda un día, mejor dicho horas... y a otra cosa mariposa.
Hace casi treinta no sabían si llamarme Pablo (nombre que de hecho llevó luego mi hermano) ó María Fernanda (por la Mistral, la de las telenovelas). Hasta que tipo tres menos cuarto aparecí... de jodida nomás, haciendo madrugar a más de uno en esa clínica de la calle La Rioja.
Tres kilos seiscientos, virginiana hasta el tobillo y con una pizca de sagitario (por la ascendencia... y menos mal).
Mis padres me sufrieron un poco más que al resto. Fui la primogenita. Por eso mismo también lo sufrí yo (por que es verdad que solemos ser los más "atendidos", tengo fotos de cada instante vivido) pero también los más exigidos, cargando el "estigma" de ser el ejemplo, aún cuando no querramos ni nos salga.
Y heme aquí con 30 años...¿ quien lo creería?!!
Años "a" los hubiera vivido como un karma ( por esto de los mandatos heredados y/o autoimpuestos) pero la verdad de la milanesa es que, a horas de una nueva decada, me sorprendo relajada dandoles la bienvenida... total dicen que son los nuevos 20... y total también me dicen que ni los aparento...

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