martes, 3 de abril de 2012

30 años no cicatrizan

A un día de haberse cumplido 30 años de la Guerra de Malvinas hubo y habrá en lo sucesivo mucha tela para cortar.
Desde los análisis a la luz de los informes de guerra y las sospechas de delitos de lesa humanidad, hasta los incontables entredichos políticos de uno y otro lado del Atlántico. Desde el falso patriotismo que escondió y esconde la pelea por los recursos naturales de las Islas, hasta los justos reclamos de ex soldados y familiares de víctimas por reconocimiento y justicia ante tanto flagelo sufrido durante la guerra y luego de la misma.
Heridas que siguen sin cicatrizar con cada nuevo relato, reviviendo el pasado, año tras año.
Gracias a Dios no fui conciente, por que era apenas un bebé, y tampoco me tocó de cerca, ya que no me arrancó a ningun familiar, pero no por eso soy ajena a una causa nuestra e histórica. Y por eso no quería dejar pasar la fecha ( no es una más, son 30 años...) sin un pequeño y humilde reconocimiento a todos nuestros caídos, y a quienes hoy viven con el peso muerto de los recuerdos y las vivencias de tanto drama humano. Encontré este poema, escrito por un ex soldado, Gustavo Caso Rosendi, hoy citado en una columna de opinión del diario "Tiempo Argentino".
Me gustó por que resume lo único que nos dejó esta guerra absurda: un gran vacío con cada soldado caído.

"Cuando cayó el soldado Vojkovic dejó de vivir el papá de Vojkovic y la mamá de Vojkovic y la hermana. También la novia, que tejía y destejía desolaciones de lana, y los hijos que nunca llegaron a tener. Los tíos, los abuelos, los primos, los primos segundos, y el cuñado, y los sobrinos a los que Vojkovic regalaba chocolates, y algunos vecinos, y unos pocos amigos de Vojkovic, y Colita el perro, y un compañero de la primaria que Vojkovic tenía medio olvidado, y hasta el almacenero a quien Vojkovic le compraba la yerba cuando estaba de guardia... Cuando cayó el soldado Vojkovic, cayeron todas las hojas de la cuadra, todos los gorriones, todas las persianas..."