miércoles, 12 de diciembre de 2012

Susana Trimarco, madre de luchas

A juzgar por la justicia de nuestro país hoy Susana está sola, pero no lo está, hay todo un pueblo indignado detrás.

Susana no en vano se vistió de prostituta, no en vano visitó prostíbulos, no en vano luchó sin cansancio desde hace una década, para dar con algún dato que la ayude a encontrar a María de los Angeles, o Marita, como le decían a su hija.

Secuestrada y obligada a ejercer la prostitución, desapareció un mal día en Tucumán, cuando iba camino a una consulta médica.

Los delincuentes que se la llevaron hace 10 años, hoy fueron absueltos en un fallo bochornoso.

Pero Susana sabe que no hizo este camino sin un sentido y no se da por vencida. En esa mirada de bronca y tristeza sustenta una pelea que hoy es más fuerte que nunca.

Susana con su ejemplo seguirá rescatando víctimas de la trata, con la esperanza de encontrar con ellas a Marita, o algo de ella, aunque más no sean sus huesos.

Susana es referente y madre de luchas.

BASTA de TRATA.






lunes, 3 de septiembre de 2012

Diane Arbus: Esas rarezas humanas

Diane Arbus salió a buscar el lado oscuro de la vida y, con sensibilidad y tacto, hizo visible lo marginal. Su mirada sobre el mundo trascendió estereotipos culturales, convirtiéndola en pionera de un nuevo estilo documental, y en una de las principales fotógrafas del siglo XX. 

Dicen que el arte permite liberar demonios y Diane Arbus con la fotografía intentó no sólo liberarlos, sino también liberarse. Desafiando las convenciones de su época, y con un impacto más allá de su contemporaneidad, permitió que al espectador le llegaran fragmentos de una realidad oculta, considerada para muchos anormal y defectuosa.
Diane no fue convencional ni en la inocencia de sus primeros años y, la búsqueda de la identificación a través de aquello que era diferente, fue una constante a lo largo de su vida. Diane antes de ser “Arbus” fue “Nemerov” y nació el 14 de marzo de 1923 en Nueva York. Sus padres, comerciantes judíos -dueños de un almacén en la Quinta Avenida- la sobreprotegieron y rodearon de pompas. Todo lo que le ofrecían era muy lindo, pero Diane sentía que esa realidad no le era propia: “lo no aceptado socialmente” era considerado mala palabra, y eso le resultaba incómodo e irreal. Esta sensación se acentuó entrada la adolescencia, le llamaban la atención los ambientes menos confortables y la fauna que los habitaban, y comenzó a convertir el metro de Nueva York en la escenografía de un nuevo mundo a descubrir. Por esta misma época, se cruzó en su camino Allan Arbus -empleado del negocio de los Nemerov- con quien inició una relación, a pesar de la negativa de sus padres, y contrajo matrimonio a los 18, adoptando el apellido.
Diane y Allan decidieron dedicarse a la fotografía publicitaria y de modas. Eran los años '40 e importantes revistas -entre ellas Esquire, Vogue y Harper’s Bazaar- les encargaban producciones. Formaban un buen equipo y trabajo no les faltaba, pero no gozaban de una economía estable y tampoco contaban con la ayuda de Don Nemerov. Diane, ya por ese entonces madre de dos hijas -Amy y Doon-, entró en una etapa de crisis y replanteos personales: el mundo de la alta sociedad, el show business y la imagen publicitaria no eran santos de su devoción, y sentía que quería centrar su trabajo en una mirada más interior. 



A mediados de los años '50, el fotoperiodismo como poética de la vida cotidiana estaba en auge, y fotógrafos como Cartier-Bresson y Elliot Erwitt comenzaban a convertirse en íconos. Diane, de común acuerdo con su marido y en el ínterin de un trance conyugal que los llevará al divorcio, deja de asistir a Allan en el negocio y se vuelca de lleno a los estudios con la fotógrafa austríaca Lisette Model, también conocida como “la retratista de lo crudo”.
Para la joven fotógrafa esto significará un punto de inflexión en su carrera, Lissette -con quien comparte historias de vida parecidas- será quien la guiará en el reenfoque de su trabajo. A partir de aquí, aplicará como máxima vital en sus trabajos la frase de Model: “no pulsen el disparador hasta que el sujeto que enfocan les produzca un dolor en la boca del estómago”.
 
Trabajo de autor
El período más fructífero en la vida de Diane Arbus fue en los '60. Durante estos años, las peores calles de Nueva York se volvieron su hábitat y allí, en lo más oscuro de la noche, salía a recorrer y fotografiar con su cámara: primero una Nikon de 35 milímetros, que luego cambiará por una Rolleiflex de formato medio.
A diferencia de otros contemporáneos de su época, Diane no era voyeurista, lo que buscaba era conocer en profundidad esos escenarios y sus personajes. Según Jeff L. Rosenheim, curador del Departamento de Fotografías del Museo Metropolitano de Nueva York (MET), ella solía entablar largas relaciones con los sujetos protagonistas de sus fotos. Su pasión por la fotografía afloraba en estas conversaciones en las que iba convenciéndolos a posar y así fue cómo sus retratos se volvieron una excepcional galería de individuos dejados al margen del american way of life.
En 1967, el MoMA (Museum of Modern Art de Nueva York) la incluyó en una exhibición llamada "New documents" junto a otros prestigiosos fotógrafos como Garry Winogrand y Lee Friedlander. A raíz de esta muestra, Arbus despertó sentimientos encontrados, a la par del rechazo de algunos, hubo quienes sostuvieron que se encontraban frente a un nuevo estilo de fotografía documental. A partir de allí, su reputación se comparó con la de los grandes, la comunidad artística comenzó a interesarse en su trabajo y recibió becas Guggenheim en 1963 y 1966. 
Nuevamente revistas como Harper’s Bazar y Esquire le confiaron una serie de retratos, esta vez de escritores, actores, actrices y poetas: Norman Mailer, Mae West, Jorge Luis Borges, Mía Farrow, entre otros, desfilaron frente a su lente con la peculiaridad que sólo Diane lograba, al intentar que dejaran de lado su faceta pública para plasmarlos en su verdadera esencia.
A pesar de estar en boca de todos, muchas de sus fotos no eran publicadas y esto no sólo complicaba sus finanzas, sino que minaba su autoestima que era de por sí bastante frágil.
En 1972 su trabajo participó de la Bienal de Venecia -siendo la primer fotógrafa estadounidense en ser seleccionada- y el MoMA organizó una nueva muestra en su nombre: un gran reconocimiento y su primer retrospectiva... por fin Diane estaba de moda, pero la oscuridad la había atrapado, y un año atrás ya se había quitado la vida.

Freaklandia
El fervor que le despertó desde pequeña el hecho de que le prohibieran ver todo tipo de rarezas humanas, y la película La parada de los monstruos (Freaks en inglés) de Tod Browning (que narra las vivencias de una pareja de enanos de circo) gran inspiración para Diane, provocaron que sus fotos se poblaran de singulares figuras. Todos aquellos personajes considerados fuera de los patrones de aceptación social fueron sus favoritos: fenómenos de circo, gigantes, artistas callejeros, enfermos mentales, vagos, borrachos, exhibicionistas, prostitutas, travestis, pobres, niños especiales, gemelos, enanos.
A la par de sus queridos freaks, retrató gente “convencional”, pero ella tenía la habilidad de conseguir que parecieran habitar el mismo mundo desorbitado que sus “monstruos”. Y éstos, a su vez, parecían ser el reflejo de todos los “normales”. Diane tenía un trato democrático con todos, y esto explica por qué frente a su objetivo no había diferencias entre unos y otros. Sus personajes percibían su verdadero interés por conocerlos y, entre fotógrafa y retratado, se producía una suerte de complicidad en la vulnerabilidad en la que mostraban frente a ella sus verdaderas miserias. Pero la mayor frustración la encontró con los enfermos mentales, tan desconectados e impenetrables, sumergidos en un entorno que sólo a ellos les pertenecía.

Su particular técnica también tuvo mucho que ver a la hora de producir amores y odios en el espectador: Diane rompe la composición, sitúa a sus personajes en el centro del encuadre, frente a cámara, para que miren directamente al lente y utiliza el flash (incluso de día- flash de relleno) para que se revelen bien todos los defectos. Sus fotos en blanco y negro, llenas de contrastes y producto de un trabajo intenso de luz y sombras.
Al final de sus días, su vida se fue volviendo defectuosa como los personajes de sus fotos. Empezó a abandonarse. Su manera de vestir se volvió descuidada y su vida sexual promiscua -se acostaba indistintamente con hombres y mujeres – y hasta se dice que tuvo sexo con algunos de los “monstruos” a los cuales retrató. Sus crisis y depresiones se hicieron más profundas y frecuentes. Sobredosis de pastillas para dormir y corte en las venas terminaron, el 27 de julio de 1971, con sus 48 años de vida.
Más allá de mito o realidad, parte de su vida fue llevada al cine. El film - Fur: An Imaginary Portrait of Diane Arbus- se centra en un período de la vida de la artista, a través del relato ficticio de la historia de amor con uno de sus “monstruos”. El guión de la película está basado en el libro Diane Arbus: A Biography as a source de Patricia Bosworth, fue producida en 2006 y dirigida por Steven Shainberg, con Nicole Kidman en el papel de una inexpresiva Diane y Robert Downey Jr como su peludísimo amante.

Lo que no es, puede llegar a ser 
Diane Arbus hoy sigue generando fascinación, inspiración y rechazo. A pesar de las críticas que la tildaron de querer “degradar y faltar el respeto a sus retratados”, se considera que su obra va más allá de todo amarillismo.
Su principal aporte fue permitir que los límites entre los estereotipos se difuminaran: provocó que lo presuntamente “normal” pudiese parecer “anormal”, y que lo estéticamente monstruoso, pudiese ser un poco más bello a través de su óptica.
Sus fotos fueron ese espejo donde pudo conocer y descifrar esas rarezas que en todos, en mayor o menor medida, existen. Y en esta búsqueda desesperada por el conocimiento de quiénes somos, intentó también encontrarse ella: rebelde, inteligente, tímida, controvertida, honesta, exhibicionista, insegura, vanguardista, valiente, humilde, triste, libre de hipocresía, sensible, amante de lo bizarro. Ella misma: Diane Arbus. 


Publicado en Revista Dada Mini Nro 12

domingo, 2 de septiembre de 2012

Great Expectations

Se titula una de las tantas novelas de Charles Dickens. Su lectura era materia obligada en la clase de inglés avanzado, y suponía entenderlo para luego defenderlo frente a la estricta Miss Viviana, aunque comprender la complejidad del mundo adulto- que retrata este crítico social- fue mucho después...
A partir de ahí presté más atención a esto de las "expectativas" que comenzaron a darme vuelta para ya no irse. Todos tenemos expectativas: unos más, otros menos, unos más altas, otros más bajas... Se van generando, o también podemos decir que nos las van generando, a través de la crianza, el entorno, la educación. Cuando somos concientes nos llevan a ilusionarnos con eso que nos imaginamos y imaginaron, ó deseamos y desearon para nosotros. Recorremos la vida preparados para recibirlas tal cual esa foto que nos hicimos, pero puede pasar que la foto sea diferente, y es ahí cuando no hay colchón que aliviane la caída.
Posiblemente al personaje del cuento de Dickens no le haya pasado esto. Pip comienza su historia huérfano, pobre y maltratado, pero determinado hecho en su infancia lo compensa, un benefactor aparece en su vida, lo ayuda a convertirse en "sir" y comienza a obtener lo impensado.
Así como Pip, hay muchas personas que parecen haber sido tocadas por la varita mágica. Tomando como ejemplo algo mucho más banal, se me vienen a la cabeza algunas entrevistas a personalidades "destacadas" (actores, artistas, modelos, celebrities, realezas) a quienes -entre medio de casas y vidas de ensueño- se les dedica páginas y páginas a color en revistas, para que analicen sus vidas, talvez buscando un poco del secreto de su éxito, y culminen la nota afirmando la envidiable frase que dice algo así como que "la vida les dio mucho más de lo que esperaban".
Me pregunto qué habrán esperado... y me pregunto si no hubiera sido mejor en lo que a mí respecta, no haber esperado nada, o no haber esperado tanto... aún así lo sigo haciendo, en el día a día e incluso en días como hoy donde intento que se corran esas nubes que tengo arriba de mi naríz, a pesar que afuera el cielo está más azul que nunca.
Puede que el afuera haya depositado grandes expectativas en mí, creo también que yo misma deposité grandes expectativas en mí. Puede que esté siendo un poco derrotista y no haya hecho aún lo suficiente, o que tenga que esperar a que llegue el momento esperado. Pero también puede ser que sea hora de empezar a sentirme más conforme, sin caer del todo en el conformismo.

domingo, 26 de agosto de 2012

En Blanco y Negro

No me siento de ningún lugar, y si pudiera vivir de ciudad en ciudad lo haría, porque me siento del mundo; pero a 3 años de estar en esta hermosa y monstruosa, blanca y negra Buenos Aires... es probable que algo parecido a lo que dice esta letra me pase...

"...Como yo, que la amo
Como yo, que la extraño,
Como yo, que no puedo irme,
Muy lejos sin llorar"...



martes, 19 de junio de 2012

La vida es sueño...

Estoy en Córdoba. Es una tarde fría y otoñal, con ese sol de las cuatro de la tarde. Camino por el centro, que bien conozco, pero con el típico paso de turista. Llego hasta uno de los tantos puentes que cruzan la tradicional Cañada. Veo que hay un grupo, que sigiloso y cada vez más numeroso, se va agolpando en una de las esquinas de piedra redondeada. Me acerco curiosa. Y allí está... una jirafa. Sus cuatro patas en el fondo, su cuello larguísimo que logra llegar a la superficie... y nos mira con su aspecto de bambi. Se rumorea que fue el intendente, quien la hizo traer desde algún lugar de África. Atolondrada, apenas se tambalea, seguramente preguntádose por qué fue a parar ahí. Los medios aún no han llegado, algo extraño en una ciudad grande, pero al mismo tiempo chica y ávida de primicias locales. De repente me observa con una mirada dulce y yo, maldiciendo no tener la cámara conmigo, saco mi smartphone intentando retratarla, de la mejor manera posible.

lunes, 4 de junio de 2012

Natural y Deli...


... el mejor lugar donde desayunar a la vuelta de mi casa.

Su french toast con miel y frutos rojos ...  no-tiene-precio.

domingo, 3 de junio de 2012

Inspiracional

Kalpana Saroj nació en la miseria. Pertenece a una de las castas más bajas ( los Dalit, grupo de personas que en India son consideradas como parias o "intocables"), debido a ello sufrió discriminación desde sus primeros años. 
Fue obligada a casarse a los 12, pero logró huir de un matrimonio donde sufrió abusos físicos y maltrato.
Intentó suicidarse, para escapar de la discriminación y la pobreza en una India difícil y muy respetuosa de sus tradiciones... arcaicas algunas....
Pero hubo un punto de inflexión en su vida. Hoy dirige una importante compañía metalúrgica, donde trabajan personas de todas las castas y clases sociales. Su mantra preferido es el que dice: "Si pones tu corazón y tu alma en tu trabajo y no te dejas vencer, puedes lograr COSAS".

jueves, 31 de mayo de 2012



Un alto en el camino y un cigarrillo.
Frente al Támesis... a metros del Tower Bridge.
Un día soleado... de los pocos en el verano londinense.
Una turista... o probablemente otra ciudadana más de esta ecléctica ciudad.
No pude ver su cara, pero quería esta foto.
Yo y mi devenido interés en el street style europeo.


sábado, 12 de mayo de 2012

Maternity

De un tiempo a esta parte me llené de amigas con hijos. Muchas son aquellas con quienes me crié toda una vida y con quienes veníamos transitando caminos parecidos... hasta que pum... se casaron, y/o fueron madres y de repente ya tienen una familia a sus hombros.

Esta etapa que ellas recorren -con bastante cancha a decir verdad- me hizo, en un principio, explotar en un sinfin de cuestionamientos del tipo: debería estar en la misma situación que ellas? qué hechos y circuntancias las llevaron a ellas a estar viviendo este momento y a mí a estar en algo tan alejado? porqué ellas sí y yo todavía no? quiero realmente eso, o es un capricho surgido de la comparación con el otro?

Lo curioso era que en mi imaginario, desde que tengo uso de razón, nunca estuvo muy marcada la idea del vestido blanco, el casamiento soñado y mucho menos la maternidad. Aunque ojo! esto no significa que no lo quiera para mi vida en algún momento, si se da... Es verdad que algunas veces me confundí pensando que mis expectativas no cumplidas a esta edad tenían que ver con este hecho. Y hasta talvez confundí a otros con alguna que otra respuesta de este tipo. Lo real que es que mis expectativas pasan por otra parte.

Pero volviendo al tema de la maternidad, creo que es algo que se me va contagiando a medida que voy madurando. A veces me sorprendo distraída al ver bebes en sus carritos por la calle, más de una vez haciendo muecas o caras simpáticas para alguno que llora en plena via pública, riendome sola al escuchar algunos planteos que se les sueltan con las primeras palabras o poniendo "me gusta" a más no poder en las fotos que ponen de ellos en el Facebook. Pero al mismo tiempo pienso que todo parece muy lindo y divertido mientras la responsabilidad es de los otros/as.

Imagino- mejor dicho seguro que es así- que es un trabajo extenuante, sin francos ni excusas de ningun tipo; es dejar de ser UNO para ser completamente para el OTRO, tremendo acto de cariño, una responsabilidad planetaria que debe llenar de miedos y llantos, a la par de satisfacciones y sonrisas.

De mis amigas madres, y especialmente de la mía propia, siento una grandísima admiración. Me pregunto si podré llegar a ser tan dedicada y entregada como lo fue ( y es!) ella con sus 5 hijos. Sacrificio e incondicionalidad de toda la vida que la mayoria de las veces no vuelve ni en la quinta parte.

En lo que respecta a mí, algunas que me quieren muuuuucho por cierto, creen que sería una "auténtica madraza", yo creo que sería bastante hinchapelotas. En fin , veo esa posibilidad tan lejana como cercana a cada momento que comparto con ellas y sus hijos. La maternidad me despierta tanto misterio como pavor y me da tanta curiosidad que creo que no debería irme de este mundo sin experimentarla.

martes, 3 de abril de 2012

30 años no cicatrizan

A un día de haberse cumplido 30 años de la Guerra de Malvinas hubo y habrá en lo sucesivo mucha tela para cortar.
Desde los análisis a la luz de los informes de guerra y las sospechas de delitos de lesa humanidad, hasta los incontables entredichos políticos de uno y otro lado del Atlántico. Desde el falso patriotismo que escondió y esconde la pelea por los recursos naturales de las Islas, hasta los justos reclamos de ex soldados y familiares de víctimas por reconocimiento y justicia ante tanto flagelo sufrido durante la guerra y luego de la misma.
Heridas que siguen sin cicatrizar con cada nuevo relato, reviviendo el pasado, año tras año.
Gracias a Dios no fui conciente, por que era apenas un bebé, y tampoco me tocó de cerca, ya que no me arrancó a ningun familiar, pero no por eso soy ajena a una causa nuestra e histórica. Y por eso no quería dejar pasar la fecha ( no es una más, son 30 años...) sin un pequeño y humilde reconocimiento a todos nuestros caídos, y a quienes hoy viven con el peso muerto de los recuerdos y las vivencias de tanto drama humano. Encontré este poema, escrito por un ex soldado, Gustavo Caso Rosendi, hoy citado en una columna de opinión del diario "Tiempo Argentino".
Me gustó por que resume lo único que nos dejó esta guerra absurda: un gran vacío con cada soldado caído.

"Cuando cayó el soldado Vojkovic dejó de vivir el papá de Vojkovic y la mamá de Vojkovic y la hermana. También la novia, que tejía y destejía desolaciones de lana, y los hijos que nunca llegaron a tener. Los tíos, los abuelos, los primos, los primos segundos, y el cuñado, y los sobrinos a los que Vojkovic regalaba chocolates, y algunos vecinos, y unos pocos amigos de Vojkovic, y Colita el perro, y un compañero de la primaria que Vojkovic tenía medio olvidado, y hasta el almacenero a quien Vojkovic le compraba la yerba cuando estaba de guardia... Cuando cayó el soldado Vojkovic, cayeron todas las hojas de la cuadra, todos los gorriones, todas las persianas..."

jueves, 9 de febrero de 2012

A volar...

Hoy el aire se sintió triste... las caras en el ómnibus, en el subte, en la calle, se veían tristes... o tal vez fue sólo mi impresión.
Yo me sentí triste... y rara. ¿Por qué será que la mayoría de las veces comenzamos a valorar más a las personas post mortem? Que conducta chota, pero inconciente.
Se fue una persona que para ser sincera no seguí mucho: nunca tuve un disco de él, nunca fui a sus recitales, a decir verdad sabía muy poco de su vida y a lo sumo tendré bajadas 3 canciones suyas. Sin embargo, cuando leí el anuncio de su hija Catarina en las redes: “No habrá un destino incierto, ni habrá distancia que pueda alejarme de ti… Amor eterno a mi Padre”, la vista se me llenó de nubes... sentí una real pena.
Se fue un filósofo, un papá de nuestra música, un icono del rock, una leyenda nacional.
Un músico único, que según sus compañeros de ruta, de las muchas bandas que formó, reunía tantas condiciones que no había nadie que lo igualara, ni habrá nadie que lo iguale. Un padre amoroso, un buen "flaco"...
"Luis era miel pura, y no sólo conmigo" decía para una entrevista entre lágrimas su musa ojos de papel, "abría la boca y de ella sólo salía poesía».
Era un sabio de las palabras, que nos regaló canciones y frases que quedarán por siempre. Yo elijo ésta para pedirle prestada: "El talento es el hombre en libertad, nace en cualquier persona que se sienta capaz de volar con sus ideas".
A volar entonces... Maestro, gracias.

domingo, 29 de enero de 2012

¿Quién quiere hacer política?: percepciones a raíz del “El estudiante”


Si me hacían esta pregunta diez años atrás, probablemente hubiera esquivado su respuesta tanto como a los múltiples carteles que empapelaban las paredes de la escuelita donde cursaba la carrera.
Me causaba escozor la sola invitación a participar de asambleas estudiantiles, donde se discutirían las propuestas a las que habían llegado las diferentes agrupaciones, en pos de las elecciones que se avecinaban, para así lograr un voto más, un voto menos, y continuar bregando- quiero creer yo- por un interés común: el de una universidad pública, libre, gratuita. Jamás me interesó… o talvez me llené de prejuicios por no querer terminar cual estudiante crónico inmerso en discusiones que para mí no tenían mucho sentido, o mejor dicho encerraban "lucha de vanidades".
Recuerdo que tenía una amiga que me obligaba a interiorizarme en las elecciones... yo sólo iba a votar por que corría el rumor de que si no lo hacía perdía fechas de examen.
En fin... mi historia no es muy parecida a la del protagonista de la película: "El estudiante"; esta opera prima de Santiago Mitre, cuenta acerca de un joven que llega a la gran ciudad con las únicas intenciones de comenzar una carrera y conocer chicas, pero a medida que transcurre la ficción, comienza a involucrarse en los espacios políticos de su facultad. Es el viaje de ascenso de un personaje, en un ámbito que desconoce, pero que lo lleva a descubrir un universo donde afloran unas virtudes hasta ahora desconocidas por él mismo.
El film, que vende localidades como pan caliente y se proyecta en salas no convencionales ( como la del Malba), ha generado revuelo, ya que no se detiene sólo en el mundo de la militancia política universitaria, sino más bien intenta, a través de este ámbito, demostrar lo que sucede en cualquier otro espacio institucional en donde existe la militancia y más allá de la coyuntura: la rosca política y sus manejos, la búsqueda del poder por el poder mismo.
La película propone discusión por que retrata la política en su dimensión más cuestionada, la del fin que justifica todo tipo de medios, sin importar las traiciones o el pisoteo a la moral, ya que de eso parece que se nutre la mayor de las veces. Eso sí, siempre aclarando que lo que se busca es un fin que supone un bien para todos,¿ y por eso parece volverse incuestionable.?
El estudiante es la película argentina del momento, es objeto de debate en nuestro país y en el mundo entero (ha participado en Festivales como el Toronto y el de Nueva York), y es que su objeto de estudio: la política, es un universo necesario, pero también desconocido, ignorado y odiado por lo que despierta a la luz de la corrupción; y al parecer también inexcusable, o eso es lo que al parecer, intenta que aprendamos con su ejemplo.