sábado, 12 de mayo de 2012

Maternity

De un tiempo a esta parte me llené de amigas con hijos. Muchas son aquellas con quienes me crié toda una vida y con quienes veníamos transitando caminos parecidos... hasta que pum... se casaron, y/o fueron madres y de repente ya tienen una familia a sus hombros.

Esta etapa que ellas recorren -con bastante cancha a decir verdad- me hizo, en un principio, explotar en un sinfin de cuestionamientos del tipo: debería estar en la misma situación que ellas? qué hechos y circuntancias las llevaron a ellas a estar viviendo este momento y a mí a estar en algo tan alejado? porqué ellas sí y yo todavía no? quiero realmente eso, o es un capricho surgido de la comparación con el otro?

Lo curioso era que en mi imaginario, desde que tengo uso de razón, nunca estuvo muy marcada la idea del vestido blanco, el casamiento soñado y mucho menos la maternidad. Aunque ojo! esto no significa que no lo quiera para mi vida en algún momento, si se da... Es verdad que algunas veces me confundí pensando que mis expectativas no cumplidas a esta edad tenían que ver con este hecho. Y hasta talvez confundí a otros con alguna que otra respuesta de este tipo. Lo real que es que mis expectativas pasan por otra parte.

Pero volviendo al tema de la maternidad, creo que es algo que se me va contagiando a medida que voy madurando. A veces me sorprendo distraída al ver bebes en sus carritos por la calle, más de una vez haciendo muecas o caras simpáticas para alguno que llora en plena via pública, riendome sola al escuchar algunos planteos que se les sueltan con las primeras palabras o poniendo "me gusta" a más no poder en las fotos que ponen de ellos en el Facebook. Pero al mismo tiempo pienso que todo parece muy lindo y divertido mientras la responsabilidad es de los otros/as.

Imagino- mejor dicho seguro que es así- que es un trabajo extenuante, sin francos ni excusas de ningun tipo; es dejar de ser UNO para ser completamente para el OTRO, tremendo acto de cariño, una responsabilidad planetaria que debe llenar de miedos y llantos, a la par de satisfacciones y sonrisas.

De mis amigas madres, y especialmente de la mía propia, siento una grandísima admiración. Me pregunto si podré llegar a ser tan dedicada y entregada como lo fue ( y es!) ella con sus 5 hijos. Sacrificio e incondicionalidad de toda la vida que la mayoria de las veces no vuelve ni en la quinta parte.

En lo que respecta a mí, algunas que me quieren muuuuucho por cierto, creen que sería una "auténtica madraza", yo creo que sería bastante hinchapelotas. En fin , veo esa posibilidad tan lejana como cercana a cada momento que comparto con ellas y sus hijos. La maternidad me despierta tanto misterio como pavor y me da tanta curiosidad que creo que no debería irme de este mundo sin experimentarla.

1 comentario:

  1. Siempre me asalta la duda: ¿será racionalmente posible distinguir entre aquello que constituye nuestro genuino deseo, y eso que la psiquis registra desde el entorno para luego -por la identificación inevitable que genera el grupo de pares- internalizarlo como norma propia?
    En otras palabras, ¿formaremos una familia porque deseamos algo igual a lo que vemos, o deseamos formar una familia porque repetimos lo que vemos patológicamente?

    Creo que no se puede. Creo que es casi cuestión de fe.

    Saludos!

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